una aventura impensada
El anterior fin de semana asisti al casamiento de mi sobrina Paula, una ceremonia muy linda, lujosa y larga.
La iglesia y luego la fiesta en una residencia muy elegante, cena y baile hasta la madrugada, cosa que a mi edad me resulta una pesada carga, ya no tengo 20 años.
No niego que comi y tomé de mas, cosa que me da una modorra impresionante, por lo que busqué un lugar donde retirarme a descansar por un rato, lo hice en una habitación aledaña al salón, donde había un escritorio, una biblioteca y un sillon doble sumamente comodo, en el me acomode y por cierto me dormí.
Asi semidormido crei soñar que alguna bella mujer estaba acurrucada a mi lado casi sobre mi, fue un delicioso sueño.
Pero algo me semidespertó, en la penumbra descubro que lo mio no era sueño, a mi lado dándome su espalda con parte de su culo sobre mi pierna derecha estaba una mujer bellamente vestida con un perfume mas que insinuante, también dormitando.
Ante tal revelación, opto por acariciar ese redondo y firme culo por sobre el sedoso vestido, mi mano al deslizarse encuentra que la pollera tenia una abertura casi hasta la cintura solapada sobre otra tela, la separo y palpo la tibieza y suavidad la piel de esta dama, no la veía pero la imaginaba, bella y voluptuosa, lo que comenzó a excitar mis sentidos cosa que me fue endureciendo mi dormido miembro.
Separo mas la tela pensando como acariciar la totalidad de ese manjar y descubro que debajo no había ninguna otra prenda, la dama no usaba calzones.
Eso me dio la facilidad de incursionar mas profundamente en esa abertura que se me presentaba y lo hice con suavidad, pensando que si se despertaba recibiría por lo menos una fuerte bofetada.
Pero valia la pena.
Asi muy suavemente bajo palpando su redondo orificio, y sigo mas en profundidad hasta sentir las blandas y humedas carnes de su concha.
La mujer se mueve, y suspira pero para mejor pues levanta su grupa y la retrae como buscando mas placer y acomodándose para recibirlo.
Ya a punto mi pija y como pidiéndome acción, la saco y se la apoyo en la boca de esa humeda y caliente cueva, la paso acariciando con mi glande sus lampiños y gruesos labios, ella se retuerce se reubica y me la presenta mas aún, mientras susurra palabras incoherentes o al menos que no llegaba a entender.
Ya destrozado por las ganas, me arriesgo y la penetro, despacito, suavemente me deslizo dentro de su ardiente canal hasta donde pude, y la retiro un poco para volverá embestir, mientras la tomaba de su cintura llevando una de mis manos hacia una de su tetas.
Ella, dice, por fin, cuanto hacia no me cogías, sigue Julian de mi vida.
Julian??, quien será Julian?.
Seguimos hasta que ella tiembla como si estuviese orgasmando lo que me incita mas, ya no puedo aguantarme, eyaculándole dentro toda mi carga.
Me dice besame la nuca mi macho, no imaginas cuanto te estuve esperando.
Lo hago y ella gira su cabeza, viendo mi cara, se asusta; tiende a levantarse pero se cae sobre la alfombra.
Me mira horrorizada, no eres Julian!!!!; quien eres?
Contrariado, la levanto y la ayudo a sentarse, soy Oscar, el tio de la novia.
Y que hemos hecho???
Nada que no nos haya gustado.
Mirese Oscar, me esta hablando con su pija afuera y con un moco colgando.
Me limpio, la guardo; perdone……..
Mas repuesta y sin enfado alguno, me extiende su mano y me dice Leticia, madrina del novio.
La señora es una bella mujer madura, quizás de mi edad o menos, un bello cuerpo, alta, ojos marrones grandes como sus rojos labios y amplia sonrisa.
Buenas líneas y se notaban un par de tetas voluminosas que pugnaban por traspasar el escote de su fino vestido.
De su bolsito de mano saca un pequeño pañuelo y lo lleva su entrepierna, le doy el mio y me agradece pues, me dice Ud, si que hacia tiempo no se descargaba, cuanta leche.
No supe que contestar y como un boludo le digo, Leticia, tutéame, o no crees que con lo sucedido y siendo ya parientes no deberíamos hacerlo.
Si, claro. Oscar me has hecho gozar, gracias.
Y me abraza dándome un beso de amiga.
Yo insisto y se transforma en un largo beso de amantes.
Aquí, no; veamos como irnos ya no se escucha música hay luminosidad, es de dia, repite, veamos como irnos.
Que buscas? Un baño. me estoy meando. Allí parece estar.
Si aquí, por fin …..
Yo me apresuro sobre el inodoro, ella entra y se sienta en el bidet, ha…. aguita fresca, ….
Le digo para apagar tanto ardor,
Jaja, para ello, despedir tu regalo y mear un monton de cosas juntas.
Moría por preguntar por Julian, pero no debía hacerlo.
Salimos hacia el salón, no había nadie, estaba todo desarreglado y lo peor cerrado.
Tomo alguna masa de una mesa y se la ofrezco, ambos desayunamos con las sobras de la fiesta eran las siete de la mañana.
Parecíamos dos viejos conocidos y recien nos habíamos presentado.
Se arregló su peinado y llamó por teléfono para que busquen la manera de sacarnos de allí.
Hola, Julian?, cagon no te animaste, ahora estoy encerrada en el salon, buscá la manera de sacarme de aqui, me quede dormida.
A la media hora vino un señor de la empresa y salimos.
Donde vamos?, le pregunto, a tu casa o la mia.
A la tuya me contesta.
A todo ello le pregunto quien es Julian. Me cuenta una larga historia de amor juvenil de abandono y de reencuentro una vez ya casados ambos, amoríos clandestinos y luego años sin verse hasta noche que se reencontraron .
Ella lo invitó a que volviesen a las andadas pero el se negó, estaba con su mujer y sus hijas.
Claro decía, estoy vieja, pero la mujer de él no esta mejor que yo, es una gorda a la que no imagino como la coge. Pero lo tiene acobardado, es que lo pescó en varias.
Lo amas?..
Que pregunta, nunca dejas de amar al que te desvirgó. Pero no lo extraño.
Le digo sin embargo lo nombraste anoche,
A ; sí, no me di cuenta, quizás era porque esperaba que fuese el, jaja, pero sali ganando.
Llegamos a casa y me pide, puedo darme una ducha?, si te acompaño.
Asi nos acostamos juntos en el hidro, su cuerpo, esta muy bien conservada, y jugamos hasta hartarnos, luego dormimos y pedimos comida, antes de seguirla con un tercer polvo, me vi como si fuese joven.
Ella ponderando mi pija, su grosor, la forma de cogerla, puros halagos y yo a ella que en realidad los merece.
No fue así el dia que se la metí por su bello ojete, lloraba por el grosor, pero al fin también lo disfrutó.
Estamos siguiendo este romance hasta que se acabe, quien hubiese creido que en el casamiento de mi sobrina yo también esa noche cogería.
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