Solsticio de Verano...
Hacía ya... qué será... ¿año y medio de no verla?... Algo así. Estaba en mi oficina re-haciendo archivos que había perdido durante la tormenta eléctrica de hace quince días, cuando: "Knock, Knock"... Dos toquidos en mi puerta me hicieron levantar la mirada y dar un vuelco al corazón al ver detrás del cristal el rostro sonriente de mi pasión... Precisamente era ella, en quien había estado pensando ya desde hace días, recordando los momentos maravillosos que hemos pasado en la cama y a falta de una, en la Internet por el correo.
Como catapulta salté de mi sillón, salvé el diseño que estaba haciendo y le abrí la puerta. Nos dimos un abrazo tan sexoso que pudo haberla embarazado, a no ser por la vasectomía que me había hecho hace algunos muchos años.
Le pregunté y me dijo que había estado averiguando hasta que dio conmigo; había llegado desde ayer y, como preguntando se llega a Roma, fue que la tenía ahí, besando y sobando sus deliciosas partes en la semi privacidad de mi oficina.
Después del diálogo de rigor, me dijo que había tenido que venir a Cancún por cuestiones de trabajo y que la oportunidad de re-encontrarnos no se podía ir con aquella ola de calor que, Verano o no, de cualquier manera está presente, y que dispara toda hormona erógena que corre por nuestras venas tan habitualmente.
Todo me importó un bledo, ese abrazo y esas caricias que nos estábamos dando no fueron para nada estériles y mandando al demonio la premura de mis pendientes, le sugerí irnos de ahí, no sin antes ya haber saboreado el sudor de su vagina cuando mis dedos la recorrieron por debajo de sus ropas y cuando sus nalgas ya habían llenado mis manos de su tremor tan rico y cadencioso que me ofrece cada vez que nos abrazábamos antes de un inminente acostón...
No habría mucho tiempo disponible; ella tendría que regresar y yo, por lo mismo, conduje mi auto hasta el Motel que más cercano teníamos. Nos íbamos toqueteando y nos íbamos metiendo mano hasta por donde no cabían. Nuestra lujuriosa sexualidad hacía que nos oliéramos y nos chupáramos los dedos cuales auténticos caramelos y lo que vendría era más que predecible.
La entrada al Motel nos había sido de una gran eternidad por la espera para una habitación limpia, pero a alguien le importaba más que a nuestros sentidos?... Le subí la falda en esa espera y le quité los calzones mientras las camaristas pasaban y pasaban... Sí, que nos vieran, éso era más caliente que el mismo Sol. ...Hasta que por fin!, nos asignaron habitación y apenas bajamos del auto en la cochera, todavía sin correr la cortina dimos rienda suelta a nuestras ansiedades y nos semi desnudamos entre besos y lamidas, nuestras manos pulposas fueron y vinieron y nuestras lenguas se secaban de tanta lamida, en la cara, en el cuello, en los brazos en donde la piel se asomara!...
Dejamos la cortina abierta y nos trepamos a la habitación sin darle tregua al asunto; nos volvimos a dar un faje doblemente histórico estando de pie, hasta que nos dejamos caer sobre la cama recién tendidita... Parecía que no habíamos tenido sexo con nadie por siglos y sí, yo ya tenía mucho tiempo de no estar con una mujer. No desgarramos nuestra ropa por lo inconveniente que hubiera sido la situación después, pero por fin nos la quitamos casi toda cuando tuve que hacer una pausa para meterme al baño; por la ansiedad me habían dado ganas de hacer pis y la dejé tendida boca arriba mientras se tocaba y se tocaba.
Cuando salí del baño, ella no solo se tocaba, se retorcía, se revolcaba, se hincaba y me decía palabras que me hicieron sentir calientes hasta las orejas... Extendió sus brazos y me jaló hacia ella, de un empujón me sentó, se paró, y metiéndose los dedos por la vagina se volteó, me puso sus nalgas en la cara y se restregó fuera de sí en mi cara diciéndome cuan Puta se sentía y cuan Puta quería parecer... Restregaba su culo en mi cara de arriba a abajo, en círculos, en embates contínuos y me repetía que quería ser mi Puta. Como estaba, de espaldas, me tomó por la cabeza y me repegó la cara en su culo... "Mámamelo, lámelo Puto" - me dijo - Y yo le obedecía tan fuera de mí como lo estaba ella... "Chúpame el culo, chúpame el coño, méteme la lengua, méteme los dedos!"... Ese lenguaje soez me estaba acercando a una eyaculación que tuve que retener sin saber cómo, pero lo hice. Yo tenía la verga muy parada, babeando y escurriendo de pre semen y entre que ya quería cogérmela o entre que quería seguir escuchando esas palabras y seguir sintiendo cómo tallaba sus nalgas y su panocha en mi cara como balilando, como perreando. Le seguí el juego y le dije que era una Puta Ramera, que era una Prostituta en celo y que así me encantaba.
Los dos cambiamos nuestro lenguaje y hasta lo subimos de tono y de volúmen... Entonces la dejé por un segundo y abrí la puerta de la habitación y le dije que ojalá nos oyeran y nos vieran, y que si alguien se atrevía, que se nos uniera... Ya en la cama otra vez me senté, me recosté quedando boca arriba y le pedí que se sentara en mi cara, que siguiera restregando sus nalgas y que me siguiera diciendo que era muy Puta... No tuve que rogarle mucho, se puso frente a mí, se arrodilló y me puso su pussy en la cara mientras con una mano levantó mi cabeza y la pegó contra su pepa... "Toma, mi Puto adorado, chúpame, soy tu Puta... Prepárate que me voy a mear en tu puta cara, mi Puto hermoso"... Cuando dijo ésto, me importó muy poco no tener los googles que había comprado para cuando se diera el caso y tomándola por la cadera, la levanté para poder ver el momento en que viera salir ese torrente transparente que me tenía tan obsesionado... Le lamí el clítoris, lo saqué de su escondite y se lo mamé diciéndole que era como un pene para mí... La volví a separar y desesperaba... "Oríname, méame, dame tus orines PUTA!"... Fue como darle vuelta al grifo, de su cuerpo emanó esa lluvia entre dorada y plateada que empezó a bañarme toda la cara... Y como se lo había prometido, pegué mi boca, pegué mi lengua y todo salpicaba deliciosamente mientras yo abría y cerraba la boca dejando que me la llenara de orines... Su sabor era indescriptible, la calentura me dijo que era entre dulzona, salada, muy líquida y melosa... Apenas podía ver, todo mi rostro se llenaba de orines, despegaba la boca y otra vez le mamaba su panocha que parecía no tener freno... y me la bebí, le di unos tragos y luego hice buches, la obligué a agacharse y le compartí de sus orines que gustosamente recibió... Nos atragantábamos y aquella catarata parecía no tener fin... Me dijo que había tomado mucha agua para complacerme y de verdad que lo hizo... Me subí más a la cama y le pedí que me siguiera orinando... Hizo una pausa para concentrarse y mientras lo hacía me puse boca abajo para que me orinara el culo... Otra vez a horcajadas siguió concentrada, y volvió a dejar salir un chorro ya no tan fuerte, pero sí empapador que se escurría hasta mi rendija... Para entonces yo arrugaba las sábanas en mis manos, paraba las nalgas y se las ofrecí... Entendió lo que quería y me lamió el culo todavía escurriendo de orines.
Ufff!!!... Qué bueno que no padecemos del corazón... Nuestro pulso latía a millón por segundo y por fin tuvimos que descansar antes del infarto.
Yo no podía bajar mi erección y aunque no cogimos, en esa hora y media que nos dimos, nos lo dimos todo.
...Pero teníamos que detenernos... Ella tenía que regresar y yo también, para nuestra inevitable y frustrante desilusión...
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