...Cómo decirle a Marilú que cada que vamos a correr al parque voy con la idea de encontrarnos con Ulises?... Ella no quiere ser muy obvia para no hacerme pensar lo mismo... que el Caribeño tiene unas nalgas muy nalgueables y que el sentido del tacto quiere verse recompensado con el palpar de tan preciosos y firmes glúteos... Pues yo tampoco quiero serlo, pero me atrae mucho ver y tocar no solo ese trasero de escultura, sino ver y tocar ese bulto que corresponde tan perfectamente proporcional a esos glúteos como a nuestras lenguas...
Desear estar con Ulises ha sido un "plus" a las fantasías que hemos desarrollado a lo largo de estos cinco años desde que Marilú y yo nos volvimos a contactar... Nada va a obstaculizar o deformar nuestros sentimientos, porque está visto que ambos nos amamos por sobre todas las realidades, y que nuestra sexualidad parece no tener ni fin ni límites... Realizar un trío, con Ulises o con quien sea ni la hace una casquivana a ella, ni me hace a mí un homosexual. Los dos tenemos muy firmes nuestras inclinaciones, y aunque yo voy un poco más allá, debe ser por mi condición de género y de raíces.
Así que por la razón anterior, fue que pedí a Ulises su número y en realidad, tal vez y esa relación tripartita pueda fenecer en algún momento... o no.
Ulises atrae por su cuerpo atlético, firme, "Miguelangélico" (si esa palabra se pudiera inventar)... No existe un gramo de envidia en mí ni de otro tipo de intención en mi novia, que no sea el de seguir el consejo Freudiano, que reza que todo ser humano debería tener un encuentro homosexual en algún momento de nuestras vidas... Vamos, ¿cómo saber que algo es dulce si nunca has probado lo salado?
Pues yo soy fiel seguidor de esa teoría y nada me reprocho por tener a veces esa necesidad de sentir la piel de un cuerpo masculino contra el mío, pero siempre y cuando tenga esos parámetros femeninos, como son la tersura de la ausencia del vello absoluto y hasta cierto punto una forma cercana a la del cuerpo de una mujer...
...Sin embargo... Una mujer no tiene pene, pero a mí me atrae mucho, quizá porque mi pene me encanta, jeje. Bueno, y me gusta tanto la mujer, que tener una dentro de mí hace que emerja cabalmente cuando me pongo unas medias, unos tacones o una peluca... Sirva ésto de justificación, tal vez.
Marilú no va... Entonces envié un mensaje a Ulises... - Estás en el parque? -... - Voy llegando - Contestó.
Chispas, sentí un cosquilleo nervioso...
- Vienen para acá? - Volvió a enviar mensaje y le dije que sí. No especifiqué que Marilú no iría.
Cuando llegué al estacionamiento, Ulises hacía ejercicios de calentamiento junto a su Jetta blanco; todavía había lugares cerca y me estacioné. Obvio, me preguntó por Marilú y le expliqué que Marilú se había desvelado y que por eso no había querido levantarse... Ulises me miró indiferente, echó un vistazo a lo mío y me pregunto que si quería ir a ver los tenis otra vez a su departamento, a lo que le respondí con algo de cinismo, que eso era cierto, que la vez pasada no habíamos tenido tiempo de verlos... Me dijo que dejara mi carro y quitó el seguro de las puertas de su carro para que me subiera.
En el recorrido por las cuadras hasta en la que estaba su casa, Ulises me hizo plática banal, pero bien que de repente soltaba el volante y ponía la mano exactamente arriba de su bulto, detalle que me excitó porque pensé que lo estaba haciendo con intensión dirigida; lo miré cuando no me miraba, y sin preguntarle nada me atreví a poner mi mano encima de donde estaba la suya... - Te gusta, verdad? - Me preguntó maliciosamente y con una sonrisita socarrona... - Es diferente - Le contesté con voz temblorosa y lo recorrí con el dorso de la mano por todo lo largo. - Está bien, puedes tocarlo - Me dijo mientras se acomodaba en el asiento cuando ya llegábamos al edificio donde está el departamento. Se detuvo, quité mi mano y se bajó dándome las llaves... - "Toma, ve abriendo mientrah baho unah cohas" - Volvió a decirme con su característico acento cubano.
Subí muy nervioso, abrí y me metí; dejé la puerta entre abierta y me puse a ver las fotos que estaban en una de las paredes de la sala; en ellas aparecía él en grupos con otros musculosos y en otra donde estaba en medio de una mujer joven y otro tipo a su lado...
Un par de minutos después entró Ulises con dos maletas y se metió a la cocina; le pregunté que si podía entrar al baño y con esa amabilidad de las otras veces me dijo - Po supuesto, chico, esta eh tu casa - En ningún otro momento me había vuelto a preguntar por Marilú y entré al baño a aclarar mi cabeza, cosa que me tomó unos 5 minutos... Sí... No. Sí... No... Bueno, sí.
Cuando salí, Ulises ya no estaba en la cocina... - Pasa, pasa - Su voz salía de su recámara y, Gulp!, cuando entré, Ulises estaba tendido en la cama, otra vez sin arreglar, acostado boca abajo y ya sin la lycra aquella, sin truza y sin nada; había dejado al descubierto su enorme trasero y recargaba su cara en sus brazos cruzados debajo de ella... como esperándome.
Recibí una descarga de adrenalina y me acerqué sin poder apartar mi vista del monumental culo... Me hinqué en la orilla y mi pulso se aceleró cuando acerté a pasar mis manos por encima... Duros duros como un par de sandías, muy apretujables, muy apetitosos a los besos y pues eso fue lo que hice; los besuqueé pensando que fueran los glúteos de una mujer y los magullé una y otra vez, sintiendo su respiración aprobatoria...
Creo que Ulises es pasivo, yo también lo soy, así que eramos como dos mujeres calenturientas que nos conformábamos con ser acariciadas... Me quedé repasando esas nalgas por un buen tiempo, me quería saciar de tocarlos, hasta que de pronto se giró, se puso de lado y se metió la mano para agarrar su fuste, me lo mostró cuan largo es y tirando de su prepusio dejó al descubierto su gran glande, muy rosado y brilloso... Me lo estaba ofreciendo, no lo podía rehusar y tirando de mis lycras me las quité sin sacarme mis tenis para poder ponerme a horcajadas y tener plena libertad de acción... Levanté la cara mientras le apartaba su mano y lo encerré entre las mías... y le pregunté que en qué estaba pensando... Quería que me dijera que pensaba que me quería coger, pero me medio heló cuando me dijo que estaba pensando en mi novia, que deseaba que estuviera ahí porque ella se la había mamado muy rico... Y para que no se sintiera defraudado, pues me la metí en la boca, la jugué con la lengua, la ensalivé lo mejor que pude y cerré cuidadosamente la boca para no lastimarlo con los dientes mientras bombeaba para arriba y para abajo como la vez anterior que lo había hecho venir... Me preguntó qué era en lo que estaba pensando, y le dije la verdad... - En Marilú - Le gustó que le dijera éso y se movío muy rico, me tomó de la cabeza y como que quería que me la metiera hasta la garganta... Enorme?, sí, pero abrí más la boca y logré que me llegara hasta la campanilla.
Yo me cargaba una erección casi casi dolorosa de tan extrema como me pasaba cuando jugaba a la casita con mis primas y mis hermanas sin hacer otra cosa que toquetear a mis primitas...
Llegué a lagrimear cuando su pene me hacía sentir ahogar y enseguida me lo sacaba para tomar aire. En una de esas alcancé mi cangurera y saqué el frasquito de poppers, le convidé y luego hice lo mío, Utta!!!... Qué excitación!, qué delicioso degenere!, qué ricura de verga me estaba metiendo en la boca y ya quería recibir mi recompensa...
El tipo se puso como loco, le estaba gustando realmente, me pidió el frasquito, le dio otros dos profundos pericazos y me empezó a mover a su antojo; yo con total aprobación dejé que me zarandeara y luego me puso boca abajo... Encima de la mesita de noche tenía un envase de aceite para bebé, se puso un chorrito en la manos y me lo untó en las nalgas... ahora fue él quien se agasajaba con mis protuberancias... Respondió a los besuqueos que yo le había dado e hizo una repetición de mi proceder... Yo, repetí lo que él había hecho, respingué mi culo y disfruté de ese masaje ecuatorial gimiendo con un deseo irrefrenable de sentir su pene entre mis no tan gigantes cachetes... Sí, deseé que me penetrara "pero no podía ser tan obvio", jeje...
Ulises es un bisexual empedernido, lo mismo hace disfrutar a una mujer que a un hombre y el condenado hizo que aflorara la mujer en mí; no estaba Marilú, pero sentí que Sheena se quería asomar y le puse las nalgas lo más empinadas que pude hasta dolerme la cintura por aquél arqueo... Ulises metió sus dos manos por debajo y me masturbaba mientras me decía lo "perra" que era, y mientras hasta me mordisqueaba los glúteos... Un aullido dejé escapar cuando se olvidó de mis cachetes y centró su lengua en mi reducto, me puso la lengua ahí, en el ano, en el culo, y me empezó a lamer de una manera diferente a como me lame el culo Marilú... Diferente, porque Marilú lo hace suavemente y despacito, mientras que el animal utilizaba todo su vigor para pegarme su lengua, sus labios y su barba que raspaba como lija... Metió su lengua, me metió los dedos y... Preparó, apuntó... No le daba, lo guié, y sentí "Fuego!"... Su cabeza empezaba a penetrar cuando puse mis manos entre su vientre y mis nalgas porque me estaba doliendo como cuando con el sacerdote Ambrosio... Pero lo quería, lo deseaba para ver hasta dónde soportaba y lo soporté estoicamente... Al principio me dolía, pero una vez distendido el esfínter, me relajé y lo recibí muy excitadamente... Ahora sí quería ansiosamente que Marilú lo estuviera presenciando... Entre esas locas fantasías una vez me lo dijo, "Quiero ver que te la metan"... Y ahí estaba yo, con el culo bien parado recibiendo la estocada de mi vida...
No hay palabras para explicar la excitación en la que me encontraba... Una y otra vez dejé que me volteara, que me chupara la verga y que me volteara otra vez para meterme su garrote, ya sin tanta dificultad por aquello de las reiteraciones. Si me hubiera puesto un espejo ahí abajo, hubiera visto un gran agujero abierto que chorreaba como si fuera una vagina...
Ulises gesticuló, Ulises se aferraba a mi cuerpo, y finalmente Ulises se apartó cuando dejó salir litros y litros de su retenido semen que me escurrió por todas mis nalgas... Pasivo?... Nel!...
El caribeño era un semental y solo quería que aquello terminara para contarle a mi novia... Deseaba con mucha fuerza verla así, tendida sobre la cama y presenciar cómo Ulises se la cogía... Seguramente sería muy diferente. quería ver que sucediera, así que cuando nos detuvimos a respirar, le dije, le supliqué que por favor se cogiera a Marilú... El muy tonto e ingenuo me preguntó que si en ese momento, haciendo una carita de angustia... - Claro que no!... La próxima vez - Le dije mientras seguía limpiándome los chorros de su corrida.
Y sí... Tengo que contarle a Marilú... Seguro que se masturbará cuando le diga y yo la quiero ver.
Comentarios de los lectores
© Copyright 2009 Historias de Seducción. Queda expresamente prohibida la publicación y la distribución de todo o de parte del contenido de la presente obra, sin previo y expreso consentimiento del autor