Father and Daughter...
Luis Carlos era un hombre poderoso en el mundo de los negocios al frente de 7 empresas muy prolíferas que lo tenían en un pedestal ante mis ojos porque había logrado mucho a una edad relativamente muy joven.
...Habría tenido él unos 40 o 45 años cuando ingresé a una de sus empresas y yo "apenas" había cumplido los 28. Realmente lo admiraba.
Daba cenas de fin de año para los empleados de cada una de las empresas que resultaban fastuosas y al menos a mí, me hacían sentir también importante porque como se dice coloquialmente, "echaba la casa por la ventana".
En las juntas yo era convocado, y la verdad, tenía concesiones en cuanto a las oficinas que al principio ocupé con mis subordinados y posteriormente las individuales, cuando llegué a ser Director de Arte.
Éramos un mundo de empleados y la verdad se le apreciaba bien, o al menos así lo parecía por lo espléndido que era cuando llegaba el cumpleaños de algún miembro de su séquito, y hasta habían galetitas con té en la cocina cuando las encargadas las llevaban hasta la sala de juntas durante la junta o hasta las oficinas...
Antes de ser Director de Arte, a mí me encantaba salir y mover los grandes autos en el Garage de la agencia que era un verdadero chorizo; había que mover varios autos para sacar el que estaba al fondo que era el suyo porque generalmente llegaba antes que los demás Directores, y aprovechaba para sacar su Grand Marquis y darle una vuelta a la manzana, antes de dejarlo listo para cuando él saliera minutos antes de asistir a sus oficinas en Bosques de las Lomas o donde quiera que su chofer lo fuera a llevar, pero yo me había asignado la delicada labor de moverlo por mi pericia al conducir en ese angosto pasillo de la cochera.
También me era un verdadero placer estar en el Laboratorio de Diseño y ver entrar a sus 4 pequeños hijos a quienes les gustaba entrar a la oficina por la camaradería que había entre los que ahí estábamos, y en especial, muy en especial a Rosemary, la hija mayor de tan solo 13 años quien era una lindísima chamaquita, siempre sonriente y toda una "giribilla" que entraba y se estacionaba junto a mi mesa de trabajo, maravillada con las artes que se hacían en el Departamento... Cruzábamos algunas palabras y le fascinaba verme sacarle filo a mi porta-minas, llamándole la atención que siempre soplaba en la punta para eliminar el exceso de plomo que quedaba al terminar de funcionar el afila-minas eléctrico amarillo... Hago un paréntesis refiriéndome a esta encantadora niña, porque debo confesar que me gustaba mucho y que sin embargo, aunque hacía que me palpitara el corazón, la viera tan lejana como de la Tierra a la Luna, porque yo era mayor 15 años, porque era una niña, y porque sencillamente era la hija del Presidente y Dueño de la agencia... Nada más por éso.
Rosemary nunca me hizo una mala cara y se ganó mi especial cariño porque en realidad, entraba y solo era conmigo con quien se estacionaba, hasta que era llamada por la secretaria de Luis Carlos, porque ya era hora de llevarlas a su casa.
Fueron 8 largos años de extrema holganza financiera donde disfruté del reconocimiento, de los lujos y de ver a esa lindura de niña crecer, hasta llegados tres momentos importantes en mi vida...
1- La dulce niña, a sus tiernos 17 se casó con quien años después supe que ella utilizó para escapar de su familia.
2- Conocí a quien fue mi asistente, y con quien me casé dos años después.
y 3- Me fui a vivir al delicioso calor del Sureste, lejos del agobiante calor de asfalto de la megalópolis.
Aquí, en el Paraíso Terrenal, envuelto en la humedad que la cercanía del mar provee, di la bienvenida a mi sexualidad, una sexualidad que me trajo y atrajo por impensados parajes, vivencias, experiencias, fantasías y realidades dignas del Marqués de Sade; solo que nunca imaginé hasta dónde me llevarían ni hasta dónde volaría para darme cuenta de que respirando el mismo aire del planeta, Rosemary seguía viviendo sosteniendo lucha tras lucha para sobrevivir a las injusticias cruzadas frente a los pasos de sus lindas piernas...
Rosemary me contó su historia tan lejanamente paralela a la mía, tan cruel, tan dulce y tan sumida en ironía... Se casó tres veces; su padre le negó la dicha de compartir la alegría de su sonrisa y de su voz cuando quiso externar su arte en un grupo musical; le cortó las alas.
Su padre, el flamante hombre exitoso humilló a su familia dividiendo sus sentimiento,s hasta que la madre de Rosemary falleció y aquellas empresas comenzaron a ceder... Rosemary era aún una linda niña cuando tuvo que darse cuenta de que su padre tropezó del pedestal y se fraguó los sinuosos caminos por los que aún transita... El alcohol circuló mezclado en sus venas y el imperio se empezó a desmoronar.
Una noche de tormenta existencial, el padre, quien seguía siendo manipulado por su nueva otrora Musa, se embriagó, se contagió de ignominia, de descrédito y deshonor al haber perdido el respeto de y hacia los demás a causa de sus indignas y vergonzosas acciones, abandonó el valor de los valores y llegó a su hermosa casa siguiendo los traspiés de sus pies y subió hasta la habitación de su hermosa hija, quien dormía en su cama al lado de la cama de su pequeña hermana...
Se acercó a Rosemary, se desnudó y mostrándole sus miserias, tiró de las cobijas y sacó a su hija, le rasgó la pijama y le pegó su sexo en el rostro pretendiendo metérselo en la boca y manoseándola abusando de su autoridad y fuerza pretendiendo que lo satisficiera y sin importarle que su locura hiciera que Rosemary le entregara su virginidad... Por supuesto que no lo logró, porque Rosemary se defendió a capa y espada, le propinó una patada en donde debía y aunque gritó, nadie se enteró de lo que pasaba por la embriaguez de su padre, ni afortunadamente la pequeña Claudia despertó.
Todo me lo contó Rosemary sumida en llanto, cuando la imagen de Skype perdió su nitidez por mis propias lágrimas que empañaron los mismos ojos que se deleitaban ante la figura ingenua de la muñequita hermosa muchos años atrás.
Muchas razones, muchos motivos por los que Rosemary decidió casarse a tan temprana edad... Se fue de mi vida sin saber yo lo que ocurría, que de haberme enterado en su momento, yo mismo la hubiera liberado de esa atroz saga de desventuras por las que tuvo que pasar, pero que le dieron un carácter firme y decidido con el que pudo salir adelante con sus tres hijos y por sus propios medios; carácter con el que mostró su valía y calidad humana para perdonar al individuo aquél, que había caído derrumbado por las cuerdas de mi indignación tan igual como cayó la figura del mismísimo Sadam Husein.
No me espantan los casos incestuosos, si hay consenso hasta puede que mi sexualidad se mire excitada, pero lo que me aterró, lo que hizo que mi admiración se convirtiera en inobjetable odio, fue el intento de violación y pederastia con su propia hija y con la linda niña que conforme me lo platicaba, mi mente imaginaba y a mis ojos enviaba en esa escena quien era la visión más tierna de mi platónico amor en mi tan temprana edad adulta... Y por supuesto que lo detesté, lo desprecié con toda mi fuerza y rogué para que jamás tuviera que tenerlo frente a mis puños, así hayan transcurrido lustros de que no lo viera.
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