Teresa una droga sexual
Aun tengo vivo el recuerdo de cuando Teresa, resbalaba sus carnosos labios a lo largo de mi verga y succionaba con gran placer ni semen, siempre lo hacía mirándome a los ojos de una forma perversa y lujuriosa, le gustaba sonar la boca al sacar la cabeza de mi verga como corcho de champagne, y comenzaba a lamerme hasta llegar a mis huevos, los que succionaba como poseída, esto a veces me provocaba una sensación como cuando bajas en la montaña rusa, sabía que lo que seguía inundaba mi ser de placer, volvía a tomar la verga en sus manos y la comenzaba a besarla de forma cariñosa, la apretaba hasta sacarle gotas de semen las que capturaba con su lengua hacia que subiera mis piernas y la pasaba por mi culo de forma suave y como quien quiere sentir mayores placeres comenzaba a lamer y mordisquearme, hundía su cara y comenzaba una mamada anal que solo ella podía dar.
Teresa era una mujer que creía que el sexo era un antigripal, calmante de migrañas, vitamínico, rejuvenecedor, alisador del cutis y los mas importante te volvía jovial y alegre, por esa razón ella no solo lo disfrutaba si no que también se esforzaba por que su pareja lo viviera a plenitud, cuando la conocí, me encontraba realizando una encuesta en un barrio, sobre las causas de la delincuencia juvenil, se me olvido decirles que ella tiene 21 años, aunque sus pensamientos sean de mayor edad, ese día era caluroso y estaba a punto de terminar mi cuota de entrevistas, toque a su puerta y me atendió un joven de unos 25 años, le explique la razón de mi llegada a esa casa y me dijo que no podía atenderme, sin embargo desde dentro de la casa surgió una voz suave, Alberto yo voy a atender la encuesta y vete donde tu puta, quise en ese momento retirarme, cuando mire esa cara angelical, con su cabello recién lavado y con un aroma exquisito por la gel de baño, me tomo la mano y me arrastro prácticamente hasta la sala, afuera oía como Alberto hacia rechinar las llantas de su vehículo, no hagas caso es un niño no sabe hacer las cosas.
Teresa, vestía una bata y se notaban sus perfectas curvas por la forma en que ataba la bata, nos sentamos en un sofá amplio de gruesos y esponjosos cojines, que llamaban a la tentación de recostarse en ellos, le explique en qué consistía la encuesta que no demoraba mucho tiempo, en ese momento me ofreció de beber le conteste que agua, se dirigió a la cocina, al levantarse la bata se abrió y dejo entrever en todo su esplendor su coñito depilado y rosado, no se si se dio cuenta pero ella ni se inmuto, regreso con un vaso de whisky y una cerveza, me dijo que no tenia agua purificada y que no quería ser acusada de provocar daños a la salud con agua del grifo, aunque afuera era un infierno, dentro de la casa estaba agradable por el aire acondicionado, acepte la cerveza y comencé la entrevista, dos tragos bastaron para vaciar aquel vaso de whisky y me dijo que se iba a cambiar, al poco tiempo regreso casi vestida, con un pantaloncillo de mezclilla exageradamente corto que apenas cubría solo sus nalgas perfectamente torneadas y se hundía en su coñito, sus pechos se mostraban erguidos y renuentes a estar aprisionados por un pedazo de tela que pretendía cubrirlos, en ese momento apure el último trago de cerveza tratando de tragar la saliva que se me había atorado ante aquella vista hermosa, tomando la cerveza de mi mano me ofreció otra la cual acepte, volvió con la misma orden y se sentó al extremo del sofá abriendo sus piernas mostrándome sus labios vaginales, esa visión nublo no solo mi vista si no que también mi mente, hice una pregunta tonta la cual no recuerdo y rio a carcajadas y comenzó una plática que no tenía nada que ver con mi trabajo comencé a sentir un poco de calor y unas cuantas gotas de sudor comenzaron a recorrer mi cara, lo que sucedió después estableció el comienzo de una historia increíble, ella me alcanzo un pañuelo para limpiarme lo que hice cubriendo mi cara para secarme cuando lo retire mire aquel cuadro, el pañuelo que me había dado era su sujetador y ella se encontraba recostada con aquellos pechos rosados y erectos y con una sonrisa que llamaba al placer y al pecado del sexo prohibido, se levanto y se acerco poniendo sus pechos directamente en mi cara, trate de comportarme como un caballero y me dije “a la mierda” y me abalance contra aquellos senos angelicales me hundí en ellos comencé a besarlos, a mamar sus tetas y mordisquearlas suavemente, note como Teresa entre suspiros bajaba sus manos y comenzaba a frotarse lentamente su clitor, retire sus manos y la recosté hice a un lado su calzoncito y comencé a brindarle una mamada de proporciones intensas, se retorcía como una serpiente y sus gemidos se escuchaban por toda la casa, el rico olor de la gel generaba en mi una pasión lujuriosa y succionaba aquel coñito con ganas de tragármelo, mi lengua hacia hasta lo imposible por entrar hasta el fondo de aquel hoyito oloroso y húmedo.
Comencé a explorar todo su cuerpo mientras la mamaba, introduje mis dedos en junto con mi lengua, levante mi vista y la vi con sus ojos cerrados en un éxtasis erótico mientras se acariciaba sus senos, levanto su cabeza y comenzó a lamerlos frenéticamente en ese momento destroce su pantaloncillo y levente sus piernas y comencé a mamar su culito el cual emanaba ese peculiar olor a fresa de la gel, mientras mis dedos se introducían en su vagina para mojarlos y luego acariciar su clitor, sus gemidos eran más frecuentes y profundos, subí nuevamente a su conchita mientras lentamente introducía el dedo en su culito, el cual se lentamente se iba dilatando hasta que lo introduje todo, en ese instante Teresa se retorcía entre temblores y gemidos que le provocaron un orgasmo de proporciones épicas, se quejaba mientras tenia contracciones anales y vaginales, sus jugos vaginales bañaban mis labios y ella bajo hasta mi boca para besarme con locura yo me encontraba en un éxtasis de lujuria profunda, mi verga clamaba por salir a buscar sexo una mancha de semen se notaba en mi pantalón, Teresa comenzó a chupar aquel liquido y a morderme la verga lo que me excitaba aun mas, comencé a quitarme la camisa y todo aquello que no fuera parte de mi cuerpo, me recosté en el sofá y ella comenzó a brindarme una mamada como una perra embramada, succionaba, lamia, mordisqueaba y se introducía toda mi verga o al menos eso intentaba, sentí como convulsionaba su cuerpo cuando mi verga llegaba al fondo de su boca, eso hacía que tomara sus cabeza en mis manos y la atrajera a que se la tragara toda, cada que la sacaba de su boca gruesas ligas de semen resbalaban por su labios, instintivamente ella trataba con sus manos de tomar ese liquido viscoso y lo succionaba con placer morboso mientras me miraba, tome su cabeza y la atraje hacia mí nos besamos con locura y pasión erótica, intercambiando semen y saliva.
Deslizo su mano hasta mi verga e intento introducírsela en su coñito, al principio lo grueso de la cabeza se negaba a entrar en ese hoyito apretado, bajo su pierna del sofá para abrirse y dar paso a aquel pedazo de carne que deseaba penetrarla, se sentó en ella y mi verga desapareció entre sus quejidos en las profundidades vaginales de su cuerpo, apoyo sus manos en mi pecho y extendió su cabello aun mojado lo que la hacía ver radiante, erótica y sexual, como una perra en celo, comenzó a moverse lentamente mientras tenia contracciones vaginales, mire su raja y no cavia nada más que mi verga la cual jalaba su vagina cada vez que salía, te gusta papi hacerme tu putita me repetía suavemente mientras se introducía todo aquel pedazo de carne mojada por sus jugos vaginales, sujete sus hombros y la atraje hacia mí para mamar sus pechos los que estaban hinchados y de un color rosado, fui deslizando mi mano por su espalda y comencé a acariciar su culo aun mojado, introduje suave y lentamente mi dedo en aquel hoyito apretado mientras sus gemidos aumentaban mi sensación de acabar iba en aumento e introducía mas el dedo en su culo, lo que ella aceptaba al dilatarlo cada vez mas, mi clímax llego cuando me dijo dame tu leche papi, lléname el vientre que ayyy voy a explotar, contracciones vaginales y anales se sucedieron el mismo tiempo, que mi verga lanzaba un potente y caliente chorro de semen que choco entre sus paredes mientras introducía toda mi verga en lo profundo de su vagina, durante unos minutos dejamos de movernos y disfrutamos de la sensación aun tibia de aquel orgasmo pleno de pasión, se retiro de mi y comenzó a introducirse mi verga en su boca, sentí como su lengua se enrollaba en mi verga limpiándome y tragándose los restos de semen y jugos vaginales que quedaban en ella, expresándome en el lenguaje sexual lo rico que había sentido esa cogida que nos brindamos, luego tome una breve ducha, me cambie intercambiamos teléfonos agarre mi maletín y salí de aquella casa con un temblor en todo mi cuerpo, cuando doble en la esquina vi que el carro de Alberto se aparcaba frente a la casa y se bajaba con un ramo de flores.
Desde esa ocasión Teresa, me ha brindado las mejores cogidas que mujer alguna me halla brindado
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