- Siempre me gusto este lugar Ramón, sobre todo de noche.
Esta es especialmente hermosa, mira como los arboles se reflejan en el agua, su contorno se dibuja en el agua como un espejo.
Así le decía Amanda en tono bajo; como susurrando.
- Que paz Ramón... Que paz...
Murmuraba mientras apoyaba su cabeza suavemente en el hombro de su hijo.
-Si, es como un sueño que detiene el tiempo, siento como si solo existiéramos nosotros y este lugar.
Contesto Ramón también en tono bajo.
- Si, que feliz me ciento en este momento, todo es perfecto.
Decía ella mientras giraba su cabeza apoyada en el hombro de su hijo, que mirándola, descubría sus ojos brillantes que chispeaban en aquella oscuridad.
Ramón la vio hermosa; su rostro, sus labios, su piel, su cuerpo.
Era perfecta.
Amanda cerro los ojos como queriendo dormirse.
Él no dejaba de mirar a su madre.
Su cabello corto, aquel rostro luminoso, los rasgos suaves, todo resaltaban con el tenue resplandor de la noche.
No podía dejar de mirarla mientras se dormía.
Recorrió el cuello con sus ojos llegando rápidamente a sus senos.
Aquel bikini que vestía los mostraba casi completos.
Rápidamente descubrió que la mente orada lo invisible, y la suya lo hizo.
No veía a su madre, sino a una mujer que aparecía de un sueño en aquel metafísico momento.
Sintió aquel hermoso cuerpo sostenido junto a Él por su fuerte brazo.
Sus ojos sin que voluntariamente lo advirtiera, siguieron el recorrido de sus delgadas piernas que cruzadas dejaban colgar su pie derecho.
Su hermosa cadera, perfecta, mostraba en su centro su entrepierna cerrada.
El Miro y sintió a aquella mujer, asomando al instante un suave e incontrolable deseo.
Beso espontáneamente la cabeza de Amanda mientas con su mano izquierda la acariciaba.
-Que dulce amor, que lindo.
Dijo inocentemente Amanda medio dormida y en un susurro.
Él continuando su caricia bajo lentamente su mano por el cuello hasta el hombro besándola nuevamente en la mejilla.
Ella aprobando aquel cariño se acurruco mas sobre Ramón, cayendo como consecuencia de esto involuntariamente su mano en la entrepierna de su hijo.
Sintió al instante y como si un rayo la golpeara, el pene erecto de su hijo.
Alarmada y sorprendida abrió sus ojos.
-Dime, ¿Te hago recordar a alguna novia? -Dijo perturbada
-No ¿porque?
-Porque siento que estas excitado.
Dijo mirándolo con sus ojos bien abiertos y sonrojada.
-Bueno, es que eres una mujer muy atractiva, pero es instintivo.
Por favor no te alarmes, es todo tan bonito que seria una pena que se arruine.
-Ella, silenciosamente alagada y con una sonrisa volvió a acurrucarse en su hijo.
-Seguramente si estuvieras con alguna amiga lo pasarías mejor por lo que veo.
-No; por lo que vez... lo paso mejor contigo.
Dijo Ramón con cierta picara.
-No me hagas sonrojar, que soy tu madre y no esta bien.
Él, osadamente bajo su mano a la cadera abrazándola aun más y haciendo que se pegaran sus cuerpos.
Ella sintiendo a su hijo, noto que se excitaba, mientras comenzaba a humedecerse su entrepierna.
Quedaron así largo rato sintiéndose, rosándose calladamente.
Su excitación aumentaba lenta pero inexorable, el deseo llegaba a ser incontrolable en la madre y lujurioso en el hijo.
Ramón paso su mano derecha por delante de Amanda para posarla sobre su pierna, arriba de su rodilla.
Al sentirla, ella se estremeció, pero cómplice siguió haciéndose la dormida notando como la acariciaban tenuemente.
Su excitación explotaba, casi sin poder controlarla, en una mezcla de gemido y suspiro que escapó de su boca.
Él, rápidamente lo sintió provocando que su erección aumentaba exponencialmente.
Ya sin control y arriesgándolo todo subió su mano hasta llegar entrepierna de la mujer, que instintivamente e involuntariamente las descruzo abriéndose para él.
Su mano se escurrió lentamente llegando a tocar su ya notablemente mojada entrepierna.
Dando un primer masaje vio como sus piernas se abrían aun más dejando su camino libre.
Amanda con los ojos cerrados comenzó a gemir suavemente.
Él aparto el bikini entrando con sus dedos por la puerta de su vagina.
Un estremecimiento seguido de un descontrolado grito de satisfacción surgió de la ella totalmente entregada al placer.
-Amor, ¿pero que haces? soy tu madre.
Dijo tratando de arreglar lo sucedido pero sin mucha convicción.
Vete por favor, déjame antes que nos arrepintamos.
Y llevando rápidamente sus manos a su entrepierna trato de apartarlo.
Él entendiendo que no podía haber retorno, no solo no lo permitió sino que con rápidos movimientos agito la vagina de su madre, que apoyándose sobre el brazo que tenia él por su espalda se inclino hacia atrás bruscamente dando un grito de placer.
Ramón lo tapo con un beso que ella instantes después, y ya rendida, agradeció con su lengua.
Bajo Ramón su bañador y tomándola de los hombros la hizo girar apoyándola de frente en la barandilla del muelle.
La madre entendiendo lo que irremediablemente pasaría se puso de puntas de pie abriendo lo mas posible sus piernas.
Quedando de esta forma totalmente expuesta a su hijo que tras ella se preparaba para tomarla colocando sus manos en su cadera .
Entro de golpe, bruscamente, como un animal descontrolado.
Ella levanto la cabeza sintiendo como su cuerpo se estremecía.
Y... Grito un tremendo gemido... mezcla de dolor y de un inmenso placer.
Sus cuerpos danzaron incontrolables... sus gemidos inundaron el silencio de aquella noche.
Jamás ninguno de ellos habían sentido tanto placer y gozo.
Fueron la parte más hermosa de aquel paisaje, sus voces, gemidos y besos solo se detendrían al amanecer.
Fueron muy felices, más aun por consientes que lo serian para siempre.
Jamás se separaron, fueron siempre fieles amantes.
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