Un Trío de DOS.
Parecía que nunca se habría de dar… Cuando por fin convencí a mi Amante de experimentar un Trío, jamás pensé que sería como el que se dio.
Debo confesar que para mi sexualidad, un Trío bien podría excitarme tanto, como estar con dos mujeres, o estar con una mujer… y con otro hombre. Solo que un “Ménage de Trois” como el que tuvimos ha sido una experiencia realmente anecdótica, porque no fue con otra “Ella” ni con otro “Él”…
¿A qué me refiero?... A un par de detalles: fue un Trío entre Ella (Luna), una mujer Trans (Loraine), y yo. El segundo de los detalles, y tal vez el más importante, fue que ellas son heterosexuales; es decir, Luna no gusta de mujeres, y Loraine tampoco. …¿Un poco confuso verdad?...
Bueno, en realidad no lo es ni lo fue, pero sí fue una situación “Sui Géneris”… En un Trío, se supone que las tres personas interactúan entre sí y siendo así, todos lo disfrutan a plenitud. Pero sin embargo la ansiada velada estuvo así:
Conozco a Luna desde que ambos apenas llegábamos a los 12 años de edad; siempre había habido una química profunda entre los dos, y aunque nos mencionábamos como “novios”, en las dos etapas en que nos tratamos, no pasamos de la manita sudada ni de los simples besos y abrazos superficiales como únicos toques.
En esta, la tercera etapa, la definitiva, Luna ya se había casado y era madre de tres críos, y yo también lo era pero de solo dos. No obstante, la pasión se desencriptó y la explosión de nuestras emociones retenidas por tantos años afloró y floreció como jamás lo hubiéramos imaginado. Desde hace ocho años nos amamos como el amor lo debe ser, sin secretos, sin tabúes ni tapujos. Ella sabe todo como soy, y yo lo sé todo como es ella, tan abiertos como solo dos amantes lo podrían ser.
Así es, Luna está al tanto de mi sexualidad y yo de la de ella, por lo que así, con nuestras confesiones de corazón abierto, logré seducir su ser hasta hacerla aceptar este Trío tan especial.
Conocí a Loraine en una de tantas reuniones aquellas de los Viernes, cuando nos reuníamos y desembocábamos en la expresión de lo que queremos ser…
Luna recién cambió su lugar de residencia y decidió cumplir su sueño de venir a vivir al Caribe Mexicano y fue entonces que, compartiéndole mi sexualidad, le platiqué de la existencia de Loraine y estuvo a bien querer conocerla, solo por la razón de platicarle sobre ella…
A las dos les platiqué de las dos y convencí del dichoso, Trío de Dos… Dos, porque ambas accedieron en el entendido de que no habría interacción alguna entre ellas en ninguna circunstancia… No obstante, después de innumerables intentos para coordinar nuestras actividades, yo, el “Seductor Pervertido y Pervertidor”, pasé por ellas, las presenté, …y la química se dio.
Las llevé a Las Cerezas, definitivamente el mejor sitio para desenvolvernos porque la atmósfera lo permite, y porque la privacidad y secrecía eran las más viables.
Ambas mujeres manifestaron un especial nerviosismo; ambas mujeres y yo también. Para romper con las corazas me llevé una botella vacía (ya que no pudimos llevar vino alguno), y aunque la inhibición no existió porque cada una se dio un duchazo y vistieron coquetas lencerías, sentí que el “hielo” se empezaba a derretir…
Pero no del todo, mis pulsaciones se aceleraron cuando cada una después de la otra se duchó, y entre la penumbra de las luces bajas cambiaron sus ropas de calle por esa lencería que me cortaba la respiración, pero que sin embargo yo no sabía hasta dónde se podría llegar…
Nos subimos los tres a la cama, me despojé de mi playera para quedar en similitud de circunstancias, nos acomodamos, y empezamos a girar la botellita… Para qué era la botellita?... Para a quien le tocara la boquilla, respondiera a las preguntas indiscretas que exprofeso en una tarjetita escribí… La atmósfera se fue haciendo menos densa y las preguntas se hicieron abiertamente sinceradas, hasta que de plano me liberé de mi bloqueo, hice a un lado la botella y nos hicimos directamente las preguntas que queríamos hacer y no nos atrevíamos a hacer…
Nadie titubeó. Yo conocía bien a Luna y a Loraine; Loraine y Luna bien a mí, pero no tanto ellas entre sí, aun cuando yo ya les había dado una referencia días atrás…
No hubo música, solo el timbre de nuestras voces y una idea de tomar fotografías sensuales que aceptaron, pero que aún con la excitación ya no bajé por la cámara al automóvil, por lo que tomé mi teléfono celular como buen pretexto para lograr mi deseo:… Hacer una sesión de cuerpos sensuales por registrar.
La lente obviamente no era suficientemente angular cuando ya me había despojado de mi pantalón quedando en calzoncillos, mismos que ante la proximidad de sus cuerpos entre sí, mi fetichismo erótico hizo que mi excitación cediera a las delgadas estructuras y ellas lo notaran y expresaran… “Luz verde”… Dejé mi teléfono y me aproximé a ellas pero entonces ellas construyeron su muro de cristal entre sí, no obstante la cercanía tan próxima de sus cuerpos y sus actitudes fueron las de: “OK… pero no nos tocaremos”…
No me importó, el momento estaba ahí y la visión que me había quitado el sueño tantas y tantas noches me hizo actuar y me acerqué primero a Luna… La toqué… La acaricié y aceptó mis caricias mientras que los ojos de Loraine siguieron a su silencio y dieron paso a su fijación dirigida únicamente a mi sexo…
Adiviné excitación en cada una de ellas, pero solo dirigida a mí; era algo así como desaparecerse mutuamente, pero me dejaron tocarlas, acariciarlas y besarlas…
Sin duda era una situación extraña… No era la primera vez que estaba con dos mujeres, pero o era una, o era la otra; así que mientras Luna me acarició, yo acaricié a Loraine, pero no lograba su soltura, por lo que la guié., la recorrí con la mirada y la acaricié pasando de un par de piernas hacia el otro y viceversa.
La expresión de Luna era de una ternura infinita, como si estuviera feliz de haberme regalado con su condescendencia para dejarme tocarlas a las dos; casi casi sentí que era lo que ella quería que hiciera, y mientras intenté que Loraine se soltara, Luna se concentró en ella misma y en nosotros dos, colocando un velo invisible en Loraine…
Yo estaba muy muy muy excitado y era muy notorio… Después de las caricias, los suspiros y los gemidos, me encimé en Loraine y la volví a besar, solo que ella ya se había puesto de nuevo la coraza anti-mujer… Escuché su respiración, pero no estaba tan excitada como la de Luna y mía… Besé sus cuellos, acaricié sus piernas y al no recibir gran respuesta de Loraine dirigí mis impulsos más sobre mi Luna hasta despojarla de sus panties, sentarme sobre de ella a horcajadas, montarme, subir, y acercarle mi sexo para ofrecerle lo que soy.
Loraine solo eso miraba, mi sexo, pero no tocaba si no la hacía yo participar llevando su mano sobre mí… Sí, sentí no iba a lograr que ninguna de ellas se tocara entre sí, y me serví con la cuchara grande pero no me atreví a penetrar a ninguna de ellas…
Segundos luego de que me deslicé hacia abajo sobre Luna y disfruté de su sexo perfectamente liso y de visión casi adolescente, Loraine se movió y se levantó diciendo que tenía que ir al baño… Luna y yo lo comprendimos perfectamente y yo más que ellas dos… No se sentían cómodas… Creí entrar en sus mentes y leí su pensamiento… “Qué estoy haciendo aquí”… Entonces, conociendo la sincronía entre Luna y yo, ella se apartó y me dijo: “Ve con ella, creo que está “sacada de onda”… Casi de inmediato la dejé, me bajé de la cama y di la vuelta al muro que divide el tocador del cuarto…
Loraine estaba de pié frente al espejo y se miraba a ella misma, envuelta en su delicado atuendo de lencería negro y rojo con sutil encaje, y medias sostenidas por ligueros que contrastaban deliciosamente sobre sus blancos muslos… Me acerqué y todavía blandiendo mi sable en toda su extensión, le pregunté si se encontraba bien… Dijo que lo estaba, pero yo sabía que no era así, así que me coloqué detrás de ella y le besé el cuello, las mejillas que se negaban a virar hacia mí, y mis manos se encargaron de rodearla por las partes todas de ella, salvo su sexo.
Loraine lo disfrutaba, pero apuesto a que ella hubiera preferido desaparecer a Luna y estar ahí solo conmigo; su actitud me lo decía, mas nunca fueron sus palabras… Entonces, una grata sorpresa me hizo voltear la mirada, Luna se acercó a nosotros y dejó que su excitación me circundara también por todas partes.
La imagen reflejada en el espejo era de locura, muy lujuriosa y exquisita… Habíamos formado un emparedado de chocolate delicioso cuyo reflejo se antojaba como detonante para el más cálido deseo… Yo iba y venía otra vez… Luna tomó mi sexo y casi se arrodilló a mi lado, su sexo oral era sugerentemente escuchado y me abandoné para que entre las dos me hicieran lo que quisieran. …Lo que quisieron fue alternar sus manos, sus bocas y sus lenguas en mi sexo y entre las dos me masturbaban como deseando verme explotar y tal vez bañarlas al mismo tiempo… Me senté sobre el lavamanos y me dejé querer, amar y mamar…
Hubiera sido excelente una cuarta persona para que grabara esa escena tan lujuriosa… Yo estaba a punto de sucumbir pero me contuve para gozar lo más que se pudiera; verme entre la figura alta de Loraine y la más pequeña de mi Luna era cien mil veces mejor que las escenas de cualquiera de los tres canales porno que no quisimos dejar en el monitor.
…Pero vi el reloj; vi el reloj y lo vieron ellas… Tal vez no habría inquietud en Loraine, pero Luna tendría que regresar a casa y pronto, porque ya la noche se iba de nuestros permisos…
…Y Puf!!!... La magia del hechizo estaba por concluir forzosamente si queríamos que aquello pudiera escribir otro capítulo… Y la desconcentración no tan tripartita se hizo sentir… Nos detuvimos, volvimos a la habitación y cada uno se dirigió a sus ropas para recogerlas casi casi en silencio y volvimos a vestirlas como si nada hubiera sucedido…
Nuestros silencios se podían cortar en rebanadas, salimos de ahí y fui a dejar primero a Luna hasta la Plaza donde dejó su carro, y aunque el ánimo no estaba deteriorado, fui a dejar a Loraine hasta Villas del Arte donde vive, y donde terminó por concluir la obra maestra de nuestra fantasiosa y maravillosa obra…
Llegar a mi casa con las manos vacías y el tanque lleno no fue de lo más grato… Y lo peor de todo, aunque ninguna de las dos lo dijo, dudo mucho de que pueda yo escribir otro capítulo donde narrara lo que mi deseo de mí se obsesionó.
…Gracias a mis dos Musas… Gracias.
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