Rébsamen 233
En la agencia nos hicimos muy amigos, la Directoria de Tráfico, la Gerente de Ventas, la Directora Creativa, el Director de Arte, el Ilustrador... y yo.
Coincidimos en dos agencias; la primera estaba en las Lomas de Chapultepec, y después, uno a uno fuimos desertando de esa agencia, para pasarnos de igual manera a la nueva empresa, donde el Presidente y Director General, nada más y nada menos, era de quien escribí en el relato "Father and Daughter"...
Mario, el Ilustrador, me ponía un poco nervioso porque era de las personas que cuando platicaba se acercaba tanto, que uno sentía invadido su espacio vital y procuraba poner distancia de por medio... Esto pasaba con todos, con ellas y con ellos, pero aunque yo ya transitaba por caminos sinuosos, la cercanía al grupo me hacía sentir el tema un poco abrumador y un tanto perturbador.
Ya estando todos en la segunda agencia, nos habíamos ido de excursión a Morelia, Pily, Sylvia y yo; a final de cuentas, Mario, quien también nos iba a acompañar no pudo, y solo viajamos los tres... En esas vacaciones, nos bañamos juntos Pilar y yo, tomando una sensual ducha que terminó en un enjabonar mutuo con sus consecuencias obvias mientras Sylvia todavía dormía, hospedados en una habitación doble de un hotel que parecía casa de Juana de Asbaje.
Pilar tenía un trasero que me atraía enormemente por como su ajuar lo dibujaba, muy apetecible. Sus discretos senos no coincidían con esos muy bien formadas piernas y glúteos y hasta mis manos los sintieron tan elevados como los míos; o sea, casi nada, parecía un álbeo pecho de hombre sin vello, que la verdad, me excitaba mucho.
Tiempo después, luego de un festejo en casa de Sylvia por un premio en un concurso de Oratoria, pasamos la noche en la misma cama, Pily, Sylvia y yo, pero esa vez mi mareo, por culpa del "Padre Quino", me hizo dormir y aunque quise, nada hice, nada pasó, sólo dormí entre las dos mujeres que seguramente quedaron altamente decepcionadas.
Una noche de reunión en casa de Andrea, al calor del final, Mario nos hizo una confesión que, lejos de escandalizarnos, todos lo tomamos como un gesto de extrema sinceridad y honestidad, y lo aceptamos bien, sin escándalos para esa época... "Soy Gay", -Nos dijo.
Después de esa confesión tan emotiva, todo transcurría de la misma manera y nos reíamos mucho con las ocurrencias y chistes eróticos que Mario nos contaba. Yo, seguía deseando con singular vehemencia a Pilar, sobretodo cuando se vestía como bandera del Bancomer de aquella época, verde césped y amarillo medio, unos pantalones tan estrechos que me sacaban suspiros y muchas erecciones dignas de masturbaciones dentro del pequeño baño cuya ventana daba al estacionamiento particular de la agencia...
Bueno pues así era, nuestras reuniones eran muy sanas, con poco alcohol y muy divertidas, pero yo, poco a poco me clavaba en las historias de amor que Mario nos contaba con su pareja oriunda de Veracruz, a quien nos presentó e invitó a una obra de teatro experimental, en la que todos los protagonistas se desnudaron, mostrando unos cuerpos esculturales que el mismo Miguel Ángel hubiera podido realizar...
No me esperaba tal escena, pero mi cuerpo reaccionó como tendría que reaccionar. A partir de entonces, algo me impulsaba a pedirle a Mario que hiciera una pintura de mí y después, cuando nos mostraba las fotografías de desnudos que hacía de quien se dejaba fotografiar, le pedí hiciera unas de mi muy esbelto cuerpo de aquellos años.
Mario me hizo un retrato copiado de una fotografía, hasta que por fin, lo convencí de tener una sesión de fotografía al desnudo en su agradable departamento. Era tal mi excitación al quitarme las ropas ante él, que no pude disimular una erección y que él con todo su profesionalismo, me dijo que esperaría a que me relajara para después me inmortalizarme en una serie de diapositivas que guardé con mucho esmero y repito, mucha excitación al verlas, aún con mi sexo completamente relajado.
Y ya no pude desviar mi atención... Otra noche de reunión, esperé y esperé a que el último invitado se despidiera, y pretextando ya era demasiado tarde para regresar manejando, a pesar de que yo no había tomado una sola gota de alcohol, elucubré mi plan de seducción... Primero pregunté a Mario si me permitía pasar la noche en su casa, y cuando no hubo negativa, llamé a mi casa para repetir a mis padres el pretexto de quedarme... Luego de un breve lapso desde que todos se fueron, Mario me ofreció una cobija y me preparó el sofá de la sala, para cuando llegó la hora de dormir...
Nop, no podía dormir pensando en que Mario estaba a unos metros de ahí en su recámara, y yo con mis ganas enormes de ponerme tendido junto a él... La noche se iba, la madrugada también y vislumbrando tal vez una irrepetible oportunidad, luego de elucubrarlo cómo, medio desnudo como estaba, me paré en calzoncillos y me metí sigilosamente al cuarto de Mario so pretexto de haber escuchado ruidos extraños en la sala... Mario se levantó para cerciorase de que todo estaba bien, pero a mi insistencia, dejó que me metiera debajo de sus cobijas.
Pero el amanecer se aproximaba cuando sintiendo el calor de su cuerpo muy cercano y él sin imaginarse nada, de mi posición boca arriba, adopté una fetal hacia mi izquierda y poco a poco, lentamente, pegué mi cuerpo al de Mario que permanecía acostado sobre su lado izquierdo y cuando sentí en mi espalda su piel, me detuve esperando su reacción, pero nada, Mario estaba profundamente dormido; así que con la respiración a todo lo que daba, seguí pegándole mi cuerpo más, y más... y más... hasta que logré que despertara.
Creí que me mandaría de regreso al sofá, pero así, sin decirle nada, ya le estaba ofreciendo mi trasero y se lo re-pegaba con un cierto meneo, hasta que de plano pasé mi brazo libre hacia atrás y lo atraje por la cintura... Mario pasaba por una reciente ruptura con su relación que era una de esas de mucha pasión y creí que me estaba arriesgando al rechazo, pero la calentura es la calentura y por fin me abrazó y me atrajo más hacia él. Mi corazón galopaba la Triple Corona, el hecho se había logrado, pero solo hasta ahí, y entre sueños siguió abrazado de mi cuerpo... Pero yo mañosamente hice más notorio mi jadeo y mi retaguardia empezó a quedar sin guardia ni guarida, poco a poco hice a un lado las cobijas y me moví con insistente insinuación... Y se dio, cedió a mi seducción y nos empezamos a abrazar...
En su argot, Mario representaba al término "Activo", y yo, aunque entregado por completo a las mujeres, empecé a sentir la necesidad de una inclinación "pasiva", porque indudablemente que lo "activo" lo desarrollaba a la perfección con la mujer.
No podía contener esa erección poderosa que me caracterizaba a esa temprana edad y Mario me lo hizo confirmar cuando todo el resto del desvelo la rigidez de mi miembro nunca cesó.
Mario me hizo sentir que mi cuerpo también cedía, se daba casi por instinto y un escalofrío me invadió con el concepto femenino en mi cabeza más que el homosexual... Mario lo era, a final de cuentas él ya había expresado que el cuerpo de la mujer para nada le atraía y que de hecho, nunca pudo excitarse cuando alguna vez lo intentó, después de que su primo le dio la bienvenida en ese mundo... Pero yo, yo me entregaba como se entrega una mujer, sin rudezas y sin rarezas... Mi piel experimentó la necesidad inédita de una transformación de género y mi suavidad se hizo mujer... Demandaba caricias y obtuve la delicadeza de su penetración cuando mi virginidad se delataba... Y aunque él no lo dijo ni seguro lo quería, Mario me hizo mujer.
Aquélla aparición del Sol por la ventana me volvió a la realidad y a la vergüenza natural de haber seducido a mi gran amigo y que pero por supuesto fue celosamente guardado hasta la fecha para la conciencia del gran Clan que habíamos formado... Nadie supo de lo acontecido en Morelia, y nadie supo de lo acontecido ahí, en el departamento 9 del 233 de la calle Rébsamen.
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