Claudio, mi sobrino
Claudio, mi sobrino es un muchacho de 18 años que salió evidentemente igualito a su padre, atlético, un gran deportista, muy inteligente y guapísimo.
Lo persiguen todas las chicas de la universidad y él, que es un pícaro no deja de saltar de flor en flor.
Yo soy su Tía y por eso lo se bien y la verdad muchas veces se me ve el orgullo que siento por él.
Bueno, no es mi hijo, lo es de mi hermana menor, pero al haber estado siempre soltera lo siento como se fuera mío.
La verdad es que lo quiero muchísimo y debo reconocer que lo que dice mi hermana, que lo malcrió, que le doy todo los caprichos y que él se aprovecha de mi cariño, es cierto.
Pero a mis cincuenta años, habiendo vivido libremente toda mi vida y sin hijos, con un excelente nivel económico mi placer mayor es darles sus caprichos.
Tengo un chalet de grandes dimensiones y con un gran jardín con piscina y el viene todos los fines de semana con sus amigos disfrutan mi casa.
Disfruto de su bullicio juvenil muchas veces hasta tarde cuando se quedan a dormir.
Por otro lado yo también salgo habitualmente, mi vida no es un techado de virtud, soy una de esas maduritas que cuando paso, se dan vuelta para mirarla, soy alta y espigada.
Tengo un buen cuerpo al que ayudo con gimnasia todos los días y según dicen soy muy guapa.
No tengo, ni quiero compromisos, me gusta salir y tener encuentros casuales con amigos o con personas del otro sexo. Como ven soy muy liberal y a decir verdad soy feliz.
Hoy iré a un bar de muy buen nivel a tomar algunas copas y a ver de pasarlo bien.
Me pondré estas medias negra y estas sandalia de tacón, a los hombres le gustan las medias negras y las sandalias de tiras que muestren el pié desnudo y con un buen tacón, no se porque pero los excita, vienen como abejas a la miel y, bueno es lo que quiero.
A ver… a ver… Si, el vestido rojo, muestra bien mis piernas, las tengo delgadas y largas y les gusta verlas.
Si… Me queda muy bien, me marca bien la silueta y queda muy visible mi espalda y ni que decir el escote.
Ahora a maquillarme, no demasiado, me mostraré como una inocente victima que nunca hizo esto de ir a esos lugares de gente soltera.
Taxi… Hola… a la calle Diputación número 144, por favor.
Que linda es la noche, la luz contrasta como ningún otro momento con las sombras, los autos en movimiento brillan como si se encendieran al pasar debajo de un farol.
Cuanto es… Tome quédese el cambio.
Siempre siento una extraña sensación cuando vengo a estos lugares, es como si se abriera un nuevo capítulo en un libro que sabemos que terminara y quedará aislado en el recuerdo de nuestra vida, me enriquece aunque parezca mentira, todo en muy vital pero a la vez intrascendente y sin consecuencia, es como un paréntesis en la vida, y me gusta.
Allí tengo un lugar en la barra, a demás me da justo el foco y me hace resaltar en el lugar.
-Buenas noches ¿qué desea tomar?
-Un Rossini por favor.
La verdad que no he tenido que esperar mucho, ya me esta mirando, es guapo, a ver cuanto tarda en levantarse y venir.
Nada ya viene, ¿será el vestido o las piernas cruzadas? , me encanta salir de caza.
-Hola… Espero que no esperes a nadie y que estés sola. – dijo mientras se sentaba a mi lado.
-Bueno… no espero a nadie. – le dije con una sonrisa.
Que lindo que es cuando vienen a seducirte, claro que la verdad es que soy yo la que los seduzco y los guio en su acercamiento, pero ellos no lo saben.
Todo fue de maravilla pues Pedro, que ese es su nombre es un ejecutivo de una importante empresa que venia por unos cursos de una semana, por supuesto casado.
Llego luego de un rato la consabida invitación.
-La verdad es que me siento muy cómodo contigo Gabriela no quieres que vallamos a un lugar mas tranquilo y sin tanto ruido.
-Bueno, yo también lo estoy pasando bien, ¿a dónde quieres ir?
-Mira mi hotel esta aquí a dos calles y podemos pedir champagne y estar un rato tranquilos.
-No se, apenas te conozco ¿y se eres un asesino en serie? ¿o un violador?
-Bueno lo primero te aseguro que no, lo segundo… no se. – y me regalo una amplia sonrisa.
-Mira, no se. – dije haciéndome rogar.
-Vamos que la pasaras bien.
Nos levantamos y nos fuimos, al llegar tomamos el ascensor hasta la cuarta planta, saco su tarjeta y abrió la puerta haciéndome entrar primero.
-Que lindo hotel, la verdad es que los cuartos son amplios y tienes una magnifica vista.
-Si, por eso cuando tengo que venir a esta ciudad lo hago aquí.
-Bueno ¿y no ibas a pedir champagne? Para charlar tranquilos.
-Si, es cierto, pero tengo que decirte que te he mentido.
-¿Por qué no pedirás champagne?
-No, es porque, si soy un violador, y quero que tu seas mi victima – dijo sonriente.
-Ohhhh… y me vas a violar – Dije acercándome
-Siiii.
-Bueno, empieza - le tome la cara con mis manos y acerque mis labios a los suyos dándole un profundo y delicioso beso.
El tomo con sus manos mi cintura deslizándolas unos segundos después al cierre de mi vestido, lo abrió y lo deslizo hacia abajo hasta que cayo en el piso.
Yo lo hice rápidamente deslizar a un lado empujándolo con mi pié.
Me agache poniéndome de rodillas, le baje el cierre de su pantalón, desplace la parte delantera de su calzoncillo hacia abajo.
Y allí encontré mi premio, lo que estaba buscando, su hermoso pene que ya estaba duro, lindísimo se veía sus venas que parecían querer explotar por mi causa.
Abrí la boca y lo comí, bien adentro, lo chupe mirando como se ponía cada vez mas y mas duro.
Luego de unos minutos me pare quite mi sostén y luego mi braga, siempre mirándole siempre, me recosté en la cama frente a él,y abrí mis piernas invitándolo.
El se desvistió rápida y totalmente, aceptando mi invitación, acercándose introdujo lentamente su pene y sacándome un gemido de placer.
Sentí mientras miraba su rostro como se abría suavemente camino entrando en mi, que deliciosa sensación, mis ojos se cerraron, y solo quedo el gozo del deseo satisfecho.
Ya tarde, a las cinco de la mañana llegaba a casa.
Abrí la puerta media dormida y media mareada por tomar demasiado alcohol.
Caminaba lentamente para no hacer ruido, hacia la escalera que me llevaría a mi dormitorio, cuando la vos de Claudio lleno la sala.
-¡Que nochecita hemos tenido! ¿No? - Riéndose sonoramente y de forma burlona.
-Ah… Si… Hola Claudio – girándome y viéndolo en calzoncillos y con un sándwich en la mano.
-Bueno, de vez en cuando salgo a divertirme un poco, no tiene nada de malo ¿no?
-Claro tía, solo lo digo en broma, se te ve espectacular, seguro que anduvieron alrededor tuyo todos los hombres de esta ciudad.
-Pues… Si… No te equivocas, todavía desean a tu tía y a mi me gusta que me seduzcan. – Dije con tono medio despreocupado debido a la bebida en exceso que había tomado.
- A si… Pues seguro que te a de ha ido bien, por el alcohol que llevas y porque siempre has sido la mujer mas bella que he conocido. – dijo con una sonrisa.
-Hay, que mono, de verdad que soy la mujer mas bella de todas las que conoces.
¿y de tus jóvenes amigas también? – dije acercándome a él.
-Claro, desde chico soñaba contigo.
-Y… Dime la verdad, te masturbabas pensando en mi… Uyyyy… Uyyyy… Perdona es que estoy totalmente borracha. – Mencione tratando dificultosamente de recobrar la cordura.
-Si, siempre me masturbe pensando en ti. – y se sentó mirándome esperando mi reacción en el sillón.
-Mientes – le dije mientras me sentaba a su lado media mareada.
-De verdad, siempre te desee y aun lo hago.
-No… De verdad.
-Si tía, siempre soñé en hacerte el amor, a sido la ilusión de toda mi vida.
-Bueno… Bueno… Me parece que esto esta derivando por un mal camino… mejor que me vaya a dormir porque esta claro que he tomado demasiado.
Y dicho esto retome mi camino subiendo la escalera y entrando a mi cuarto.
Atrás mío me seguía Claudio que estaba en el cuarto de al lado.
Pero no entro en el suyo sino que lo hizo en el mío.
-Espero que no te hayas molestado, tú me preguntaste.
-No Claudio, para nada, fui yo la que me paso cuando bebo de más.
-Pues hoy estas hermosa, esta como nunca.
-Gracias, tu si que sabes alagar a una mujer, pero ahora mejor es que me acueste así que ve a tu cuanto y hablemos mañana que estaré mas sobria.
-No, me gusta mas así, borrachita.
-Pero que dices… Basta… Ve a dormir – Mientras me acicalaba inconscientemente el pelo y me sorrajaba por los comentarios de Claudio.
-No, me quedo, y te guste o no, hoy te hare el amor, ha sido el sueño de toda mi vida y al verte así, en este estado y tan sexi, no aguanto mas. –mientras avanzaba hacia mi.
-¡Pero que dices! ¡Soy tu tía! Vete de mi cuarto, mañana hablaré con tus padres de esto. ¡Retírate!
Claudio se tiro sobre mi, me arrastro hacia la cama, yo gritaba pero nadie podía oírme, intente enderezarme pero un nuevo y fuertísimo empujo me acostó de nuevo.
Ahora tenia muchísimo miedo, Claudio había perdido la el sentido común, y me quede paralizada.
Mire aterrada como se desvestía asomando de el un miembro impresionante , duro, muy duro y bien parado.
Se acerco metió las manos dentro de mi vestido y tiro hacia abajo mis bragas.
Yo no podía reaccionar, intente detenerlo sosteniendo con mis manos mis bragas, pero un fuerte tirón las libero arrojándolas a un lado.
No espero mucho, tampoco tuvo piedad de mi, tomo con sus manos cada una de mis piernas separándolas, yo doblando las rodillas juntándolas a la altura de mis caderas, intentando impedir que su cuerpo se pusiera en medio de ellas, me retorcía haciendo fuerza, puse mis manos en su pecho y empuje… empuje… para alejarlo de mi… con todas las fuerzas que tenia, grite… No… Basta… Noooo… pero lentamente su cuerpo a la altura de su pene se acercaba a mi vagina y al tocarla hizo que en un acto reflejo mi fuerza mermara un instante, esto fue suficiente para que sintiendo un intenso dolor y una gran desesperación entrara con gran brusquedad en mi.
¡Que dolor! Por dios… Para… Grite sin que hiciera caso.
Trataba desesperadamente de cerrarme a él pero mis piernas levantadas sobre sus hombros me dejaban expuesta totalmente a él.
Una de mis sandalias de tacón salió volando por el aire quedando mi pié desnudo solo cubierto por mi media negra.
Me sacudía penetrándome como un loco, por suerte, mi cuerpo empezó a lubricarse y el tremendo dolo ceso transformándose en una agradable caricia que rechazaba mi ser al saberme sometida contra mi voluntad, estaba siendo violada.
Luego de minutos que para mi no terminaban nunca me inundo con un torrente de semen que no deseaba.
Soltó mis piernas que cayeron agotada sobre la cama me miro y sin decir nada se fue a su cuarto.
No podía entender lo que había pasado, ¿abría hecho algo para provocarlo?.
Nunca me imagine hasta que punto estoy indefensa, por dios me tengo que lavar no soporto el olor que me ha quedado.
Me metí en el baño, cerré la puerta con llave, me saque el vestido las medias y el zapato que me quedaba, me di una ducha tratándome de sacar todo rastro de él, su olor, su transpiración. Frote… Frote… la esponja contra mi cuerpo y en ese momento brotaron lagrimas de mi ojos caí de rodillas en la bañadera y llore… llore desconsoladamente… Porque me hizo esto… porque…
Luego de media hora me seque y caí en cuenta que él estaba aun allí, que horror y si viene y me toma de nuevo, pero tenia que salir, tome fuerzas, abrí la puerta fui al placar saque el primer vestido que vi, me lo puse encima sin bragas ni sostén para no perder tiempo, tome dos zapatos, mi bolso y salí corriendo por el pasillo mire para atrás para ver si me seguía, vi las escaleras frente a mi, baje corriendo, abrí la puerta y en el exterior mire, no me seguía por suerte, mire de nuevo y lo vi en la ventana mirándome.
Por suerte pasaba un taxi.
-Taxi… Taxi… - Paro mientras yo corría hacia él.
-Lléveme a un hotel por favor.
-Perdone señora ¿pero le ha pasado algo?.
-Si acabo de ser violada – le dije llorando.
-Bueno, pero vamos a la policía entonces.
-No… No puedo… A sido mi sobrino, el hijo de mi hermana, no puedo.
En el hotel llore hasta que se acabaron mis lagrimas, miraba cada tanto por si me había seguido.
Estuve así encerrada en mi habitación una semana, luego tome fuerzas y retorne a casa, abrí la puerta con mucho miedo, no había nadie.
Esto cambio mi vida para siempre, ya no salgo nunca a la noche sola, me da miedo.
Claro que ya no estoy sola, tengo a Joaquín mi hijo, nació nueve meses después de que me violara mi sobrino.
© Edcha
Edcha@asovita.com
Ver más obras del autor
|